Tuberculosis:
Es una enfermedad causada por bacterias que se propagan por el aire de una persona a otra. Si no se trata adecuadamente, esta afección puede ser mortal. Las personas infectadas por bacterias de la tuberculosis que no están enfermas pueden necesitar tratamiento para prevenir la enfermedad de tuberculosis en el futuro. Infórmese sobre cómo reconocer los síntomas de la enfermedad de tuberculosis y saber si tiene riesgo de contraerla.
Tipos:
Tuberculosis pulmonar: Es una enfermedad infecciosa muy común, que puede adoptar una forma aguda o crónica, y ser localizada (abarca sólo un tejido, en este caso en el parénquima pulmonar) o generalizada (se disemina a dos o más tejidos). En la mayoría de los casos, la enfermedad ataca los pulmones. Es de suma importancia el comprender que la tuberculosis se debe a bacterias propagadas de una persona a otra, por lo que la mayoría de los niños con esta enfermedad han sido infectadas por otra persona, generalmente un adulto que padece tuberculosis pulmonar.
La tuberculosis extra pulmonar se presenta más frecuentemente en personas de raza negra y orientales, en mujeres y niños luego de la infección primaria. Las infecciones delas mucosas y serosas se deben a la diseminación de las secreciones respiratorias. Las infecciones por extensión linfohematógena son posteriores a la infección primaria. La diseminación de la infección inicial se produce por la falta de desarrollo de una respuesta inmune adecuada, dando lugar a una enfermedad con múltiples lesiones en distintos órganos del cuerpo, pero su presentación clínica puede ocurrir posteriormente a la infección inicial. La linfadenitis y osteomielitis de las vértebras y costillas, son unas de las presentaciones clínicas más frecuentes de la tuberculosis extra pulmonar. Los ganglios linfáticos cervicales, principalmente la cadena cervical anterior, son los que se afectan más comúnmente. A partir de nódulos linfáticos mediastínicos, los más afectados son los del grupo para traqueal derecho.
Tuberculosis miliar: Es una forma más significativa de la diseminación linfohematógena masiva del bacilo tuberculoso. Hay compromiso activo de dos o más órganos. Obtiene su nombre según dos descripciones anecdóticas. La primera describe las lesiones macroscópicas en cualquier órgano comprometido como granos de millo, y la segunda describe miles o millones de lesiones sembradas en todos los órganos afectados. Frecuente en lactantes y riñoes pequeños, adultos y adolescentes malnutridos o inmunosuprimidos.
Posteriormente estas siembras progresan de focos primarios pulmonares (Tuberculosis primaria masiva), pasando a ganglios que drenan a venas pulmonares, después a corazón izquierdo, de ahí a órganos extra pulmonares y/o vasos linfáticos. Posteriormente a corazón derecho y por último a ápices pulmonares. Las cavernas pueden generar diseminación hematógena pulmonar.
Tuberculosis crónica hematógena: Se origina a través de la diseminación de focos extra pulmonares crónicos y silenciosos. Es más frecuente en pacientes con edad avanzada que se presentan con fiebres intermitentes de origen desconocido, aunque el 30% pueden estar afebriles, y en ocasiones presentar trastornos hematológicos como anemia refractaria al tratamiento, leucopenia, trombocitopenia, reacciones mielo leucémicas y agrandamiento del bazo.
Tuberculosis pleural: Se considera extra pulmonar debido a su comportamiento epidémico. Toda tuberculosis no comunicada directamente con la vía aérea pierde su capacidad de trasmisión. Puede presentarse de dos formas: Pleuresía asociada con tuberculosis primaria: Un foco de primo infección localizado a nivel su pleural progresa hasta comprometer la pleura. No hay invasión mico bacteriana importante de la cavidad, pero sí una reacción de hipersensibilidad marcada que se manifiesta con derrame. Sólo el 50% de los cultivos son positivos. El cuadro clínico se caracteriza por fiebre, pérdida de peso y dolor pleurítico del lado comprometido. Las radiografías muestran derrame de magnitud variable, con lesiones parenquimatosas poco comunes.
Historia natural de la enfermedad:
Etiología:
La bacteria una vez introducida en el pulmón forma una granula que es la infección primaria y esta se desarrolla y conforme pasa el tiempo esta se hace más grave o ya sea se recupera.
Factores:
Personas infectadas recientemente por las bacterias de la tuberculosis.
Personas con afecciones que debilitan el sistema inmunitario.
Convivencia con una persona que tiene la enfermedad de tuberculosis.
Es originario de un país donde la TB es muy común o lo ha visitado.
Vivir o trabajar en lugares donde la tuberculosis es más común, como un refugio para desamparados, una prisión o cárcel o establecimientos de cuidados a largo plazo.
Ser un trabajador de atención médica que atiende a clientes o pacientes con un alto riesgo de la enfermedad de tuberculosis.
Tener la infección por el VIH.
Es un niño menor de 5 años.
Infectarse con la bacteria de tuberculosis en los últimos dos años.
Tener problemas de salud que dificultan que su cuerpo combata la enfermedad.
Fumar cigarrillos o abusa del alcohol o las drogas.
No se trató adecuadamente la infección de tuberculosis latente o la enfermedad de tuberculosis en el pasado.
Cuadro clínico:
En el comienzo de la enfermedad, las personas con tuberculosis pueden tener síntomas comunes a otras enfermedades, como son fiebre, cansancio, falta de apetito, pérdida de peso, depresión, sudor nocturno y disnea en casos avanzados; más cuando se agregan las aflicciones de tos y expectoración purulenta por más de quince días debe estudiarse, pues se considera un síntoma respiratorio.
Diagnóstico:
1. Antecedentes médicos
Los médicos deben preguntar al paciente si ha tenido antecedentes de exposición a la tuberculosis, ya sea la infección o la enfermedad. También es importante tener en cuenta los factores demográficos (p.ej., país de origen, edad, raza o grupo étnico, profesión) que pueden aumentar la probabilidad del riesgo de exposición del paciente a la tuberculosis o a la tuberculosis resistente a los medicamentos. Además, los médicos deben determinar si el paciente tiene afecciones o trastornos médicos, especialmente la infección por el VIH, ya que estas aumentan el riesgo de que la infección de tuberculosis latente se convierta en enfermedad de la tuberculosis.
2. Examen físico
El examen físico puede proporcionar información valiosa sobre el estado general del paciente y otros factores que podrán influir en el tratamiento contra la tuberculosis, como la infección por el VIH y otras enfermedades.
3. Pruebas para detectar la infección por tuberculosis
Para detectar la infección por M. tuberculosis se puede utilizar la prueba cutánea de la tuberculina, también conocida como método de Mantoux (TST, por sus siglas en inglés), o la prueba de sangre para detectar la tuberculosis. Se necesitarán otras pruebas para confirmar que la persona está enferma de tuberculosis. La prueba cutánea de la tuberculina o de Mantoux se realiza inyectando en la parte inferior del brazo una pequeña cantidad de líquido llamado tuberculina. Entre 48 y 72 horas después, un miembro capacitado del personal de salud interpreta la prueba al buscar una reacción (induración) en el brazo.
La prueba de sangre para detectar la tuberculosis mide las reacciones del sistema inmunitario del paciente al M. tuberculosis.
4. Radiografía de tórax
La radiografía de tórax anteroposterior se utiliza para detectar anomalías en el pecho. Las lesiones se pueden presentar en cualquier parte de los pulmones con tamaño, forma, densidad o cavitación variable. Estas anomalías pueden ser un indicio de tuberculosis, pero no son suficientes para hacer un diagnóstico definitivo de la enfermedad. Sin embargo, una radiografía de tórax puede servir para descartar la posibilidad de tuberculosis pulmonar en una persona que ha tenido una reacción positiva a la prueba cutánea de la tuberculina o a la prueba de sangre para detectar la tuberculosis y que no tiene síntomas de la enfermedad.
5. Microbiología diagnóstica
La presencia de bacilos acidorresistentes (BAAR) en un cultivo de esputo o de otra muestra a menudo indica que la persona está enferma de tuberculosis. El análisis microscópico de bacilos acidorresistentes es una técnica fácil y rápida, pero no confirma el diagnóstico de la tuberculosis porque algunos bacilos acidorresistentes no son M. tuberculosis. Por lo tanto, para confirmar el diagnóstico se hace un cultivo de todas las muestras iniciales. (Sin embargo, no siempre es necesario obtener un resultado positivo en el cultivo para comenzar o continuar el tratamiento contra la tuberculosis.) Un resultado positivo en el cultivo de M. tuberculosis confirma el diagnóstico de la enfermedad de la tuberculosis. Los análisis de todos los cultivos de las muestras se deben completar, independientemente de los resultados de los frotis de BAAR. Los laboratorios deben notificar al proveedor de atención médica primaria y a los programas estatales o locales de control de la tuberculosis los resultados positivos de los frotis y de los cultivos de las muestras en un lapso de 24 horas; esta notificación, requerida por la ley, puede ser por teléfono o fax.
6. Resistencia a los medicamentos:
En todos los casos, la cepa de M. tuberculosis aislada por primera vez debe analizarse para determinar su resistencia a los medicamentos. Es muy importante identificar esta resistencia a los medicamentos tan pronto como sea posible para garantizar un tratamiento eficaz. Deben repetirse los patrones de sensibilidad a los medicamentos en los pacientes que no respondan adecuadamente al tratamiento o que hayan tenido resultados positivos en sus cultivos pese a que han recibido tratamiento durante 3 meses. Los resultados sobre los patrones de sensibilidad obtenidos en el laboratorio deben notificarse inmediatamente al proveedor de atención médica primaria y a los programas estatales o locales de control de la tuberculosis.
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